Dicen que en la vida nadie es indispensable. Es algo duro de aceptar, una afirmación bastante fría. Pero yo estoy totalmente de acuerdo. ¿Se sabe de alguien que haya muerto por amor? De las personas que conozco nadie moriría por nadie, yo misma lo pensaría dos veces antes de dar mi vida por otra persona, supongo que tendría que sentir un amor que no he sentido aún para poder decidir.
Nadie es indispensable. No importa quién muera, quién se vaya, la vida siempre continúa. A los humanos se nos dieron dos regalos dignos de aprecio: la capacidad de recordar, de guardar en la memoria cada instante, desde el de mayor dolor hasta el de mayor alegría; y la bendita capacidad de olvidar.
Nadie es indispensable. Ni tu y mucho menos yo.
Nadie es indispensable. El mundo seguirá adelante, estemos o no.
Nadie es indispensable.
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