¿Cómo lo haces? ¿Cúal es tu secreto? Eres el único capaz de bajarme las defensas de esta forma, las dejas por el suelo. Una sola mirada y me tienes a tus pies. ¿Cómo es posible? ¡Dímelo! Necesito armarme contra eso. Ya no es una opción rendirme. No. Nunca. Mis muros aún no han caído. Aún hay esperanzas, aunque esa voz en mi interior diga lo contrario. La guerra aún no acaba, pero tus armas son más fuertes. No hay defenza en esta incertidumbre. Y mi reino se cae en pedazos mientras mi autocontrol se niega a volver. Intento imponer disciplina en mi mente, mi peor enemiga, pero mi subconciente se niega a colaborar. ¿Hay acaso un peor enemigo? ¿Cómo se supone que luche contra mí misma?
Necesito ayuda. Pero los refuerzos cayeron en el primer ataque. Estoy sola y mi orgullo se niega a pedir auxilio al exterior.
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