Tantos sueños desperdiciados. Tanto tiempo creyendo que se concretarían. Fue demasiado tiempo. Fue demasiado real.
Maldigo esta estúpida mente inocente, que de verdad pensó que todo saldría bien, a la que jamás se le ocurrió que un simple no podía echar por tierra tantas ilusiones.
Me lo dejó creer. Eso es lo peor de todo.
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