No te culpo, no quiero culparte. No quiero pensar que todo fue planeado, que destrozarme de esta manera era tu intención. Y, sin embargo, aún continúas jugando conmigo. Y yo me mantengo en silencio.
Desearía no quererte. Desearía no verte más, con la esperanza de olvidarte. Pero cuando no estás sueño con que llegas, y siempre llegas, y entonces no quiero que te vayas. Y cuando al fin no pienso en ti, alguien te menciona, o llega un mensaje tuyo, o me hablas por chat.
¿Cómo pude caer en mi propia trampa? Cuesta creer la cantidad de ilusiones que atravesaban mi mente hace menos de veinticuatro horas. Cuesta creer lo feliz que fui anoche, luego de tanta amargura, bailando contigo. Eres muy mal bailarín, por cierto, tú que te reías de mí diciendo que era de madera.
Y ahora estoy aquí, recostada en mi cama, pensando en ti. Mientras tú estás con tus amigos, pensando en una de mis mejores amigas, ignorando por completo que yo quiero morirme. Y veo tu rostro en mi mente, y no puedo evitar sonreír, como tampoco puedo hacerlo cuando nuestras miradas se cruzan.
Quiero irme lejos, lo más lejos posible, y comenzar de vuelta... o terminar.
LG
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