domingo, 27 de septiembre de 2009

Espejismo

Pero no era más que una ilusión, un simple espejismo. Aún estoy vagando en la oscuridad, rodeada por las sombras que oprimen mi pecho, obstruyen mis pulmones. Y ya no puedo respirar. Y ya no quiero respirar.
Los temblores sacuden mi cuerpo, no es frío, no tengo suficiente entereza como para sentir frío. El dolor es demasiado grande, tanto que hasta parece ajeno a mí, tanto que, en cuanto disminuye, canto victoria. Pero siempre está ahí, jamás se marcha por demasiado tiempo.
Y sin embargo no hay lágrimas.
No entiendo nada. Ya no sé nada. No importa lo que haga, este dolor está siempre presente, pero no sé qué me duele. ¿Cómo combatir a un enemigo desconocido? Es una batalla perdida, sólo me queda desear que acabe pronto.

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