Es increíble lo que todos esperan de uno.
Se supone que deberías estar feliz y contenta, saltando por ahí como una campanita, exhibiendo la más radiante de las sonrisas... eso es lo que todos esperan.
¿Acaso nadie lo entiende?
Me paso el día entero con una falsa sonrisa dibujada en el rostro. Atiendo cada llamada, siempre la misma conversación: ¡Feliz cumple! Gracias. ¿Cómo lo estás pasando? ¡Re lindo! ¿Con quién estás? ¿Qué hacen? Acá con mis amigas, comiendo y charlando. Siempre esa alegría. Es lo que esperan.
Sin embargo, nadie lo entiende. Este, se supone, es el mejor día del año. Hoy, se supone, debería ser feliz. ¿Quién se imaginaría que es el día al que más le temo, la fecha que más odio?
En este día es cuando más me doy cuenta de mi inminente soledad.
Pero hoy debería ser feliz. Y quizá por eso es que lo odio tanto, porque hoy no puedo demostrar lo mal que me siento.
No estés sola en esta lluvia...
¿Por qué me dejaste? ¿Por qué te fuiste tan lejos, tan de la nada, justo ahora? ¿Por qué te esfumas cuando más te necesito? Regresa a mí, te lo ruego, eres todo lo que tenía, todo lo que quisiera tener... Extraño tus palabras de aliento en mi oído, sólo en mi oído, esas que susurrabas para mí y nadie más. Extraño las caminatas en tu compañía, y esas tardes en las que nuestras charlas eran interminables. Extraño los días en que aparecías de la nada, siempre con esa sonrisa tan tuya, siempre dispuesto a animarme. Y así de la nada como aparecías, así de la nada te fuiste. ¿Por qué? Sólo eso quiero saber: ¿por qué?
Pero la respuesta está aquí, justo frente a mis narices: estoy creciendo, y es tiempo de dejarte atrás. Yo no quiero olvidarte, no aún, no ahora... Te necesito. Te necesito. Pero está más que claro, ya lo sé, ya no volverás. Ya no debes volver.
Cómo desearía que fueras real. Ahora más que nunca antes.
Se supone que deberías estar feliz y contenta, saltando por ahí como una campanita, exhibiendo la más radiante de las sonrisas... eso es lo que todos esperan.
¿Acaso nadie lo entiende?
Me paso el día entero con una falsa sonrisa dibujada en el rostro. Atiendo cada llamada, siempre la misma conversación: ¡Feliz cumple! Gracias. ¿Cómo lo estás pasando? ¡Re lindo! ¿Con quién estás? ¿Qué hacen? Acá con mis amigas, comiendo y charlando. Siempre esa alegría. Es lo que esperan.
Sin embargo, nadie lo entiende. Este, se supone, es el mejor día del año. Hoy, se supone, debería ser feliz. ¿Quién se imaginaría que es el día al que más le temo, la fecha que más odio?
En este día es cuando más me doy cuenta de mi inminente soledad.
Pero hoy debería ser feliz. Y quizá por eso es que lo odio tanto, porque hoy no puedo demostrar lo mal que me siento.
No estés sola en esta lluvia...
¿Por qué me dejaste? ¿Por qué te fuiste tan lejos, tan de la nada, justo ahora? ¿Por qué te esfumas cuando más te necesito? Regresa a mí, te lo ruego, eres todo lo que tenía, todo lo que quisiera tener... Extraño tus palabras de aliento en mi oído, sólo en mi oído, esas que susurrabas para mí y nadie más. Extraño las caminatas en tu compañía, y esas tardes en las que nuestras charlas eran interminables. Extraño los días en que aparecías de la nada, siempre con esa sonrisa tan tuya, siempre dispuesto a animarme. Y así de la nada como aparecías, así de la nada te fuiste. ¿Por qué? Sólo eso quiero saber: ¿por qué?
Pero la respuesta está aquí, justo frente a mis narices: estoy creciendo, y es tiempo de dejarte atrás. Yo no quiero olvidarte, no aún, no ahora... Te necesito. Te necesito. Pero está más que claro, ya lo sé, ya no volverás. Ya no debes volver.
Cómo desearía que fueras real. Ahora más que nunca antes.
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