jueves, 26 de abril de 2012

Descartes

Realmente siento pasión al leer las teorías de este filósofo. Quizá era un poco delirante, quizá su idealismo plantea problemas éticos, pero sus ideas tienen una lógica retorcida que me ilumina. 

Descartes fue un noble dedicado a la letras. Escribió en francés y estuvo influenciado por Platón.
Aplicó la duda metódica como forma de llegar a la verdad. Esto quiere decir que dudaba de todo para ver si existía algo seguro.
Primero, duda del conocimiento sensible porque los sentidos pueden engañarte. Luego, comienza a dudar hasta de sus propios pensamientos, llega a pensar que puede existir un demonio que controle su mente y, por ende, ni sus ideas serían algo seguro. Solamente hay una cosa cierta: que él duda.
El primer principio de Descartes, entonces, establece la existencia del hombre como ser pensante. Duda de todo. Si duda, piensa. Si piensa, existe. Dudo, por eso pienso, por eso existo. Dudo, luego existo. 
El segundo principio de Descartes establece la existencia de Dios por dos motivos:

  1. Él tenía la idea de un ser perfecto y superior, pero él era un ser imperfecto e inferior. Creía evidente que ningún ser imperfecto puede "inventar" a un ser perfecto. Es decir que un ser perfecto había puesto en su mente esa idea. Por ende, ese ser perfecto, llamado Dios, debe existir. 
  2. A un ser perfecto no puede faltarle nada, ni siquiera existencia. Para ser perfecto, Dios debe existir. 
Los principios explicados anteriormente son los que verdaderamente me apasionan pero, para no dejar una idea inconclusa, explicaré los dos que faltan. 

El tercer principio de Descartes establece el deductismo (ir de lo universal a lo particular) como único razonamiento válido. Existen sólo algunas ideas innatas: Dios, mundo y hombre. Las demás surgen por deducción de éstas.
El cuarto principio de Descartes (matematismo) establece que la matemática es la única ciencia que mejor expresa el método deductivo. El método hace al fin y no el fin al método. El método matemático es aplicable a cualquier ciencia. 

miércoles, 18 de abril de 2012

La niña y el monstruo

Había una vez
un monstruo que no dormía
porque le tenía
miedo a la luna,
esa luna que brillaba tanto
que lo hacía sentir.

Había una vez
una niña que no dormía
porque estaba enamorada de la luna,
esa luna que brillaba tanto
que la hacía sentir.

Y fue que una vez
se encontraron ambos
y vieron la luna
en los ojos del otro.
El monstruo no sintió miedo,
la niña, tampoco.