jueves, 31 de marzo de 2011

Correr

Correr a toda velocidad,
correr hacia quién sabe dónde.
Simplemente correr.
Correr sintiendo el viento,
no la brisa suave de la caminata,
sino el fuerte golpe del viento.
Ese golpe que te recuerda que no puedes volar.

lunes, 28 de marzo de 2011

24 de marzo - Día del niño por nacer

Querida mamá:
Hace ya dos meses que te enteraste de que estaba adentro tuyo, desde entonces no volviste a ser la misma. Cuando acababa de ser concebido, llegué a conocer tu risa, fue lo primero que escuché y supe que iba a ser mi sonido favorito de todos, pero ahora ya no te reís nunca. Es lógico, tu vida, siempre cómoda, ahora se volvió complicada, y todo por un accidente. Mis abuelos están furiosos y casi no te dirigen la palabra, mi papá no sabe qué hacer y ya nunca lo ves. Entiendo tus lágrimas, mamá, entiendo tu miedo.
Sé que no querés que nadie se entere, no te gustaría que la gente susurrara a tu paso. Sé que no querés despedirte de tu vida, de las salidas con tus amigos, de las inconsciencias que te podés permitir, de tu futuro. Sé que para vos es mucho más fácil arrebatarme a mí la posibilidad de vivir. Después de todo, ¿qué podría extrañar yo, si no conozco nada fuera de tu vientre? ¿Y cómo podrías extrañarme, si nunca viste mi rostro, si nunca escuchaste mi risa? Espero que seas consciente de que voy a dejar un vacío que nunca vas a poder llenar. Pero no te confundas, mamá, no te guardo ningún rencor; como dije antes, te entiendo.
Simplemente no puedo dejar de preguntarme por qué tiene que pasarnos esto, por qué tengo que despedirme de todo, de vos. Lo cierto es que esperaba el momento de mi nacimiento con muchas ansias, deseaba más que nada verte a los ojos y que, quizás, rieras para mí, pero ahora sé que nunca va a pasar. Ya tomaste la decisión y yo no puedo hacer nada, estoy indefenso, dependo totalmente de vos. Me gustaría poder gritar, llorar, llamar tu atención… hacerte saber lo mucho que te amo por más que vos me odies.  
Ahora me despido, mamá, pero dejo algo de mí en tu corazón para que nunca me olvides del todo.

Tu bebé. 

miércoles, 23 de marzo de 2011

Hipnosis

El blanco de sus ojos brillaba con una luz extraña. Sus iris, normalmente más azules que zafiros, estaban teñidos de rojo, como si la sangre se hubiese cristalizado formando dos rubíes de tonos profundos. Esto le daba a su rostro un aspecto hermoso y terrorífico a la vez. En el fondo de mi alma era consciente de que él podía oír todos y cada uno de mis pensamientos y que, además, en cierta forma me controlaba. A pesar de eso, no podía dejar de mirarlo a los ojos, estaba hipnotizada. Sabía que si lo deseaba podía destruirme en un instante, me sentía indefensa y completamente vulnerable, pero confiaba.. su mente podía más que su instinto, me lo había demostrado antes. No podía apartar la mirada de esos ojos terribles, creo que por miedo a no volver a ver algo tan bello...

lunes, 21 de marzo de 2011

Circunstancias

Cuando las circunstancias se dan como deseabas, cuando todo parece perfecto, es porque hay algo, lo sustancial, que ya no está en su lugar. Entonces todos los cambios que casualmente se habían dado ya no sirven de nada... es cuando te sientes vacío.
¿Hay algo peor que la desilusión?


 I don´t think so. Poner toda tu fe en algo tan tonto tiene su precio, suele doler.

Aprendizaje

Aprendí que los amores eternos pueden terminar en una noche; que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos; que nunca conocemos a una persona de verdad; que todavía no inventaron nada mejor que el abrazo de mamá; que el "nunca más", nunca se cumple y que el "para siempre", siempre se termina.


Extracto

miércoles, 16 de marzo de 2011

El miedo

- Esa gente en el bosque... ¿Qué viste en ellos?
- No entiendo.
- Miedo. Un miedo profundo, podrido; estaban infectados con él ¿lo viste?. El miedo es una enfermedad, se mete en el alma de cualquiera que intenta lidiar con el. Ya ha contaminado tu paz. No te crié para verte vivir con miedo, deshazte de él, no lo metas en nuestra aldea.



Apocalypto

martes, 15 de marzo de 2011

A una hermana


¿Para qué me querrían entre ellas si se tienen la una a la otra? Antes eramos así, antes tú lo eras todo para mí, eras la única en quien confiar, mi compañera, mi consejera, mi hermana.. y yo ocupaba ese mismo lugar en tu vida. Pero el amor es egoísta, es demasiado celoso. No pude aguantar compartirte, no pude soportar que alguien más ocupara mi lugar. No pude entender que ya no me necesitabas como antes. No supe crecer. Y eso fue lo que me destruyó, seguir mirando atrás con tanto cariño, con tanta nostalgia, en lugar de resignarme a que las cosas eran diferentes.
Miles de noches en vela, vacíos compartidos, miedos sin sentido, charlas incoherentes. Buenos recuerdos de malos tiempos, eso eres para mí. Eres mi infancia, mi niñez, mi preadolescencia y parte de mi adolescencia, se podría decir que toda mi vida hasta el día de ayer, el punto del quiebre. Dejaste una marca en mí que nunca nadie va a poder borrar, me cambiaste en mil maneras. Y abriste una herida en mi pecho que quizá se cierre con el tiempo, pero que dejará una cicatriz eterna.

lunes, 14 de marzo de 2011

Rocío llora mi sangre

El tiempo cura las heridas y deteriora los sentimientos. Se lleva todo lo que alguna vez pudimos amar, nos deja vacíos, sin nada. El tiempo nos transforma en los monstruos que nunca pensamos que podríamos llegar a ser y si no nos damos cuenta en seguida, ya no hay vuelta atrás, simplemente te olvidas de cómo hacías antes para sonreír, te olvidas de lo que era la felicidad. Para mí ya es tarde. Tuve la oportunidad de arreglar las cosas y no supe cómo hacerlo, me sentí la víctima y ahora resulta que soy la mala de la película.. ya no me queda nada, estoy completamente sola. Lo peor de todo es saber que yo tuve la culpa.

Ya no aguanto más, eras mi hermana, fuiste mi todo alguna vez. 

lunes, 7 de marzo de 2011

Amor

¿Por qué tengo que perderlo todo por vos? ¿Para estar completamente sola cuando te pierda? Decís que querés estar conmigo para siempre, sí, mirá qué bien.. yo ahora también quiero eso.. ¿Pero sabés qué? Tengo 16 años y no sé nada de la vida. El amor eterno no existe, es más, ni siquiera sé si existe el amor. No viene nadie a preguntarnos qué queremos de nuestro futuro, ¿o acaso crees que alguien elegiría estudiar, trabajar, enfermar, morir? Es simplemente inevitable. ¿Crees que vendrá alguien a preguntarnos qué será de nosotros? Claro que no, cariño, será simplemente inevitable. Como todo en la vida, el amor también tiene un ciclo, también se enferma y muere. ¿Pensás que voy a hacer la vista gorda, que voy a olvidarme de todas mis metas solamente para quedarme con vos? La vida es un poco más cruel que eso.

domingo, 6 de marzo de 2011

El túnel

Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al vientoy los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados.

Y era como si los hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado.
¡La hora del encuentro había llegado! Pero ¿realmente los pasadizos se habían unido y nuestras almas se habían comunicado? ¡Qué estúpida ilusión mía había sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla a María como una figura silenciosa e intocable... No, ni siquiera ese muro era siempre así: a veces volvía a ser piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en el que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera, era vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad. Y a veces sucedía que cuando yo pasaba frente a una de mis ventanas ella estaba esperándome muda y ansiosa (¿por qué esperándome? ¿y por qué muda y ansiosa?); pero a veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se olvidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que era peor, no la veía en lo absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes. Y entonces sentía que mi destino era infinitamente más solitario que lo que había imaginado.


El túnel. Ernesto Sabato.

Casualidad

Miraba por la ventanilla, mientras el tren corría hacia Buenos Aires. Pasamos cerca de uno rancho; una mujer, debajo del alero, miró el tren. Se me ocurrió un pensamiento estúpido: "A esta mujer la veo por primera y última vez. No la volveré a ver en mi vida". Mi pensamiento flotaba como un corcho en un río desconocido. Siguió por un momento flotando cerca de esa mujer bajo el alero. ¿Qué me importaba esa mujer? Pero no podía dejar de pensar que había existido un instante para mí y que nunca más volvería a existir, desde mi punto de vista era como si ya se hubiera muerto: un pequeño retraso del tren, un llamado desde el interior del rancho, y esa mujero no habría existido nunca en mi vida.

El túnel. Ernesto Sabato.

viernes, 4 de marzo de 2011

Me voy

Le regalo tus besos, tus abrazos, mis "Te quiero" para qe te quiera como yo. Le explico tus miradas, tus silencios, tus sonrisas para que te entienda como yo. Le cuento tus sueños, tus metas, tus anhelos para que te conozca como yo. Y me voy, pero me llevo nuestras caricias, nuestros secretos, nuestros "te extraño" y guardo nuestros momentos porque sé que me harán falta.




Extracto

miércoles, 2 de marzo de 2011

Suicidio

(...) El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo, todo este absurdo universo se derrumba como un auténtico simulacro, como si la solidez de sus rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de sus prisiones no fuera más que una fantasmagoría, sin más solidez que los rascacielos, acorazados, tanques y prisiones de una pesadilla.
La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede liberarse con la muerte, que sería así, una especie de despertar. ¿Pero despertar a qué? Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad. Y suele resultar, también, que cuando hemos llegado hasta ese borde de la desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo lo que es malo y haber llegado al punto en el que el mal es insuperable, cualquier elemento bueno, por pequeño que sea, adquiere un desproporcionado valor, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos agarraríamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo.

El túnel. Ernesto Sabato.

María

He pasado tres días extraños, el mar, la playa, los caminos me fueron trayendo recuerdos de otros tiempos. No sólo imágenes: también voces, gritos y largos silencios de otros días. Es curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza.
El mar esta ahí, permanente y rabioso. Mi llanto de entonces, inútil; también inútiles mis esperas en la playa solitaria, mirando tenazmente el mar. ¿Has adivinado y pintado este recuerdo mío o has pintado el recuerdo de muchos seres como vos y yo?
Pero ahora tu figura se interpone: estás entre el mar y yo. Mis ojos encuentran tus ojos. Estás quieto y un poco desconsolado, me mirás como pidiendo ayuda.




El túnel. Ernesto Sabato.