martes, 4 de septiembre de 2012

Globo rojo brillante

Hubo una vez, en el tiempo en que comenzaban a nacer las mariposas, un globo. Y este globo rojo brillante podía volar muy alto en el cielo azul. Llamaba tanto la atención y era tan bello verlo en las alturas que, un día, las mariposas le pidieron que les enseñara a volar entre las nubes. El globo, que antes se había sentido triste, solo e inferior, ahora empezó a ganar confianza: se dio cuenta de que él siempre llegaba más arriba que sus alumnas. Comenzó a sentir que las mariposas eran menos que él; ellas eran pequeños insectos y él, un enorme globo. Así dejaron de importarle sus compañeras de vuelo y se concentró en volar cada vez más alto para demostrar su superioridad. Y mientras más subía, más orgulloso se sentía; y mientras más orgulloso se sentía, más se hinchaba; y mientras más se hinchaba, más rápido perdía su color rojo brillante. Hasta que un día notó que ya nadie miraba para arriba, las mariposas se habían olvidado de él. Y el globo sintió envidia porque ella seguían siendo hermosas y la vida ardía en su interior de una forma en la que el helio que lo llenaba jamás ardería.