martes, 18 de mayo de 2010

No entendía cómo podía sentir dolor alguno, es que ella era tan... bella. Sé que la belleza no lo es todo, Señor, pero es que esta mujer era demasiado hermosa... me fue imposible negarle nada. ¿Y sabe lo que ella quería? Quería desaparecer. 


Esa noche me pidió que la amara, y la amé, Señor, vaya si la amé. Pero me dijo que así y todo no era feliz, y me pidió un último favor, me rogó que extinguiera la angustia que invadía su pecho.
Tres días permaneció encerrada en un cuarto oscuro, en el fondo de mi casa, no quería salir. Cada dos horas le llevaba comida fresca y agua, pero nunca los tocó.. parecía como si intentara matarse de hambre y sed. Durante este tiempo me devané los cesos pensando en cómo librarla de su martirio.. y es que era tan hermosa, Señor. Pero no logré llegar a ninguna otra solución.
Le disparé, Señor, es cierto, pero es que esa era su voluntad.






Dos meses después de dar esta declaración, el hombre fue ejecutado por los cargos de secuestro, violación y asesinato.

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