jueves, 16 de agosto de 2012

Mejor sin mí

Y aunque quiera evitarlo, vuelvo a caer...

Me aferro a todo lo que puedo: trabajo, pequeñas esperanzas y satisfacciones tontas... pienso en esas cosas, desesperada, intentando no ver la realidad. Y entonces la encuentro, me golpea con todas sus fuerzas y me va congelando de a poco, desde adentro. Es como si algo creciera en las entrañas de mi alma, como un cáncer que va terminando con mis ganas de vivir (o con mis esperanzas de felicidad). Empiezo a ver que, en realidad, no tengo nada.
Casi nadie me quiere, apenas si tengo un amigo y medio. Una de las personas a las que más adoro se caga en mí y en lo que sea que me pase, ella ya tiene su amiga y no soy yo. Me gusta pensar que soy especial, que hago la diferencia, que soy necesaria... pero llega un momento en que sé que no es cierto, sé que no valgo nada.
Quizá todo estaría mejor, yo estaría mejor sin mí.

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