miércoles, 22 de septiembre de 2010

A la izquierda del roble

Vos lo dijiste, nuestro amor fue desde siempre un niño muerto. Sólo de a ratos parecía que iba a vivir, que iba a vencernos, pero los dos fuimos tan fuertes que lo dejamos sin su sangre, sin su futuro, sin su cielo. Un niño muerto, sólo eso, maravilloso y condenado. Quizá tuviera una sonrisa como la tuya, dulce y honda; quizá tuviera un alma triste, como mi alma, poca cosa. Quizá aprendiera con el tiempo a desplegarse, a usar el mundo, pero los niños que así vienen, muertos de amor, muertos de miedo, tienen tan grande el corazón que se destruyen sin saberlo. Vos lo dijiste, nuestro amor fue desde siempre un niño muerto.. y qué verdad dura y sin sombra, qué verdad fácil y qué pena. Yo imaginaba que era un niño y era tan sólo un niño muerto. ¿Ahora qué queda? Sólo queda medir la fe y que recordemos lo que pudimos haber sido para él, que no pudo ser nuestro. ¿Qué más? Acaso cuando llegue, un veintitrés de abril y abismo, vos donde estés.. llevale flores, que yo también iré contigo.


Benedetti - Fragmento

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