miércoles, 22 de abril de 2009

Egoísmo

Hoy estuve reflexionando sobre la felicidad.

Llegué a la conclusión de que, lo que tomamos como algo tan simple como un sentimiento, en realidad es demasiado complejo. Para empezar, separé dos clases de felicidad: una duradera y otra momentánea.
Hoy fui feliz, sólo porque le alegré el día a una amiga, y me sentí bien porque ella se sentía bien. Pero al rato se me pasó, y simplemente dejé de ser feliz, no me puse triste, no, sólo... neutra, sin puntos ni comas. Y ahí empecé a pensar, si la felicidad de otros solamente se siente bien momentáneamente, entonces, yo quiero una felicidad sólo para mí.
Cuando estoy con mis amigas me río y lo disfruto, pero después vuelvo a ser neutral.
Ese sentimiento de vacío que me amarga la vida y me consume el alma, nada de angustia, si fuera eso podría superarse, pero la vida ni siquiera tristezas reales me da, si fuera angustia por lo menos me sentiría viva.
Así que ahora quiero sólo felicidad para mí, no disfrutar la de otros, quiero la mía. Sí, suena egoísta, y lo es, pero en un mundo de egoísmo ¿qué más puedo ser?

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